Bárbara.

De Cáceres a Madrid, de Madrid a Valencia y de Valencia a Sevilla. Por amor al arte.

jueves, 21 de octubre de 2010

Mi perspectiva desde sus tobillos.


Si, mis labios dieron el primer beso en los tobillos, después fueron perdiendo su humedad a lo largo del trayecto, de ese caminito donde tomaba a modo de curva su rodilla para guiarme por el lado interno de su pierna. A centímetros de sus ingles noto pequeños temblores en su piel, su vello se eriza, decido rozarlas, y tomar como camino el surco de la pelvis que hace notar su vientre encogido, observo las líneas de contracción que aparecen en su vientre de manera intermitente, y noto su mano ascendiendo pocos centímetros desde mi nuca hasta las raíces de mi pelo, cerrando la mano en puño, tiendo a morder la parte inferior de su ombligo, soltando un cálido aliento, alzo la mirada parar contemplarla, dejándose ver así cada curva de su cuerpo al compás de sus suspiros, impaciente, confusa por no saber que será lo próximo que haga, y yo, que juego con eso. Con eso y con sus caderas, mis manos que agarran su cintura a la vez que muerdo su vientre, mi lengua que rodea su ombligo, se pierden mis manos. Silencio, todo esta en silencio, suspiros irregulares y sus pies, sus piernas, rozando la sábana que envuelve la cama, ella encoge y estira sus piernas, acaricia las sábanas con esa piel que solo es mía, muerdo, subo mis manos por la parte externa de sus piernas inquietas, y mi boca da el último beso en su pubis, doy tiempo tan solo a dos suspiros, uno suyo y otro mío, cuando de repente mi lengua se hace notar en lo más cálido de su cuerpo, poseo la zona que tanto había rodeado para impacientarla, comienzo a perder el control, lo noto, y ella es consciente de que suaves movimientos, comienzan a tener fuertes impulsos hasta transformarlos en pura intensidad, intensidad que altera, que presiona, desordena su respiración, contesta, pide, grita, agarra, y este comportamiento en fuerza sigue su curso cogiendo impulso segundo a segundo, intercalando movimientos inesperados, trata de retorcerse, por algún motivo el cuerpo humano pretende escapar cuando el placer golpea con fuerza el interior, ahora si son apreciables los movimientos de sus piernas, que yo los limito con mis manos, yo también la agarro, tiende a quebrar su voz, impulsos, es intenso, intenso y rápido, -¡Para!, -¡Sigue! .. No sabe que pedir, se muerde los labios, agarra las sábanas..
Esto es tan solo el comienzo, aguanta cariño...

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