Bárbara.

De Cáceres a Madrid, de Madrid a Valencia y de Valencia a Sevilla. Por amor al arte.

lunes, 25 de marzo de 2013

En lo próspero y en lo adverso.

Hizo fuerte al más débil
valiente al más cobarde
poderoso al más pobre
y feliz al más desgraciado.

¿El dinero, señor?
El amor, compañero.

jueves, 14 de marzo de 2013

Un disfraz de alegría.

Con dos manos tejeras, se cose un disfraz de alegría, para lucirlo ante cuantía, y acuérdese de las ojeras. Pinte en sus pupilas un brillo en compañía de una sonrisa dulce y dicharachera. Hágase de su paso penitente unas piernas de bailarina. Camine, camine y sonría. Que yo la vea. Está usted preciosa, divina, digna de admirar. ¡Hasta suena, su disfraz de alegría! Como una carcajada de felicidad suprema. Incluso yo, me enamoraría.

Y ahora que feliz la veo, caudalosa presiento la llegada de una pena acontecida , no vaya muy lejos, quédese. Y sin atenderme las palabras marchó para volver enmudecida, solloza y cala de mares muertos, me trae a puerto, su melancolía. Ahora comprende con fatiga. No llega lejos la felicidad en vano, mas pesa demasiado para llevarlo cada día, con sus pequeñas manos tejeras, su disfraz de alegría.


Tocando un beso.

Esta inestabilidad que es una cuesta boca abajo
una puerta, con pomo, con marco y sin salida,

un mar de sequía aclamando una ola
que siendo esperada, arrolló desprevenida,
Por este camino largo, que es un atajo
con la sonrisa del revés, que es una herida,
Si al piano solo canto cuando estoy sola,

tocando siempre tarde, un beso de despedida.

Un árbol cabizbajo con las ramas en el subsuelo
una bandera blanca, su paz y su tratado de guerra,
Con las ganas de llorar riendo y sin consuelo,
 tocando esta vez, y a tiempo, un beso de piedra.