Bárbara.

De Cáceres a Madrid, de Madrid a Valencia y de Valencia a Sevilla. Por amor al arte.

jueves, 14 de marzo de 2013

Un disfraz de alegría.

Con dos manos tejeras, se cose un disfraz de alegría, para lucirlo ante cuantía, y acuérdese de las ojeras. Pinte en sus pupilas un brillo en compañía de una sonrisa dulce y dicharachera. Hágase de su paso penitente unas piernas de bailarina. Camine, camine y sonría. Que yo la vea. Está usted preciosa, divina, digna de admirar. ¡Hasta suena, su disfraz de alegría! Como una carcajada de felicidad suprema. Incluso yo, me enamoraría.

Y ahora que feliz la veo, caudalosa presiento la llegada de una pena acontecida , no vaya muy lejos, quédese. Y sin atenderme las palabras marchó para volver enmudecida, solloza y cala de mares muertos, me trae a puerto, su melancolía. Ahora comprende con fatiga. No llega lejos la felicidad en vano, mas pesa demasiado para llevarlo cada día, con sus pequeñas manos tejeras, su disfraz de alegría.


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