Bárbara.

De Cáceres a Madrid, de Madrid a Valencia y de Valencia a Sevilla. Por amor al arte.

domingo, 10 de octubre de 2010

El coletero.

Me la encuentro a veces, y a pesar de lo mucho que la aprecio, no me hace mucha ilusión verla, supongo que el aprecio es conocimiento y lástima y nadie quiere recordar penas.
Recuerdo su cara, de mueca con dificultad, su perro, su mochila, la sonrisa sobre actuada, y en la tráquea guardaba todo lo que tenía que callar.. A veces se ahogaba..

Yo odiaba ver el coletero que llevaba en la muñeca, quién imaginaría tal secreto, en un objeto tan común..
Era como una obligación o algo así.. Era un castigo, por no saber afrontar los problemas, por querer coger el camino fácil..
El que quema la garganta..


Yo la miré a los ojos, frente a un espejo, en un servicio. Observé dolida como se quitaba el coletero de la muñeca, vi como se recogía el pelo, para no mancharlo de pruebas que la delataran, vi como apoyaba sus rodillas en el suelo, frente a un inodoro.. Vi su cara de odio, y la odié..

Lo vi durante años, despues desapareció, me visita de tiempo en tiempo, sé que a veces se olvida de mi, y yo a veces de que la odiaba, me ha dicho que quiere volver, que tiene algo pendiente, dice que me traerá un regalo..

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